“Nosotros tenemos que reconstruir una sensación, algo muy profundo: remitirnos a los 14 años, cuando en el barrio nos tocaba jugar contra aquellos rivales a los que les teníamos bronca y no nos importaba nada más que eso, ni el lugar, ni la hora, nada. Porque lo único que nos interesaba, justamente, era jugar”.
(Marcelo Bielsa)
El superclásico es el único encuentro que logra escaparse de las sensaciones preliminares que conllevan un espíritu devaluado. El recorrido histórico de esta clase de partidos describe que siempre será influyente sobre el panorama anímico, porque es complejo salir de este compromiso tal como se entró. Entonces, ahí está River, extenuado en su esperanza por ser protagonista del torneo, muy cerca de los últimos puestos de la tabla de posiciones, con un ciclo que tiene un corto recorrido y que apenas alcanza para alimentar expectativas. Ahí está Boca, que en las últimas fechas recuperó la vertical con una seguidilla de triunfos, lo que impidió que el DT Alfio Basile ratificara la renuncia que expuso en la intimidad, después de la caída con Godoy Cruz, de Mendoza, y ahora se envalentonó con dar pelea por el título.
Sin declaraciones explosivas ni provocativas, sin noticas que aumentaran la expectativa y aceleraran el ritmo, River y Boca, por peso propio, generaron atención, incluso en este contexto, en el que no figuran entre los protagonistas. La rapidez con que los hinchas agotaron las entradas refleja la fidelidad por los colores, aunque los momentos de uno y otros sean opuestos.
Mientras Astrada probó variadas alternativas en la semana, el DT finalmente se decidió por un esquema similar al que presentó frente a Huracán, sin un referente de área; también respaldó a Cabral, que cumplió con dos fechas de suspensión, y se apoyará sobre los referentes para afrontar el examen.
Con las cosas un poco más claras, aunque refugiándose en las costumbres, como cerrar las puertas y no dialogar con la prensa, Basile empleará a los históricos, aquellos que lo consagraron en el pasado y ahora juramentan pelear hasta el final. Battaglia superó la sinovitis en la rodilla derecha y así se develó la única duda. El historial
184 partidos jugados 61 River 67 Boca 56 empataron
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